19-PARQUE DEL CARMEN (1ª parte)

 

Puesto que parte del Parque del Carmen ocupa el solar de la casa en que yo me crie desde que nací, creo que me hallo en la obligación de contar todo cuanto recuerdo y he podido recopilar sobre el mismo. No quería tocar este tema, pues me da algo de congoja por tantos recuerdos vividos y al fin he pensado que si no lo hago yo quién lo va a hacer? Veamos lo que he hallado sobre el mismo.
La fecha de cuando los carmelitas empezaron a labrar este solar como huerto para abastecerse de frutas y hortalizas, creo que coincide con el mismo momento en que se establecieron en Úbeda, (1595) no obstante existe un documento de 1665 que ya lo indica. Diré que para el riego del hortal hay una alberca que se suministra del agua de un antiguo e interesante minado, hoy visible e iluminado, que hay allí mismo. También sabemos por otro documento que en 1840 los frailes recibían para este huerto el agua de los derrames de la Fuente de San Pablo. Parece ser que en un principio el huerto lo labraban los mismos frailes pues el boquete que hicieron en la muralla era para poder bajar al huerto libremente. Luego, cuando lo empezaron a dar en arriendo, esa entrada se cerró y sólo tenían contacto con el hortelano a través del torreón.
Este huerto tenía una extensión de 2 fanegas y 7 celemines empezaba en la Cuesta de Santa Lucía y terminaba en la calle Muralla de San Millán número diez; y hacia el este, llegaba un ramal a la calle Llana de San Millán. En este trozo es donde se construyó en los años 2.000 la viviendas sociales que ahora podemos contemplar. Ya he dicho antes que los propietarios de este hortal fueron los frailes carmelitas del Convento de San Miguel. Luego cuando la desamortización del ministro Mendizábal los religiosos fueron expulsados y sus propiedades enajenadas, las cuales fueron vendidas por el Estado en subasta, siendo adjudicado este huerto a don Cayetano Granadino Molina. Al fallecimiento de éste lo heredó su esposa doña Ana Rojas Moreno y ésta lo vendió el 5-4-1889 a don Vicente Sánchez Jurado. Don Vicente lo vendió el 16-6-1892 a don Pedro Martínez Maza y éste lo volvió a vender el 21-9-1892 a don Gabriel Quesada Martínez. Cuando en 1905 volvieron los Carmelitas a la ciudad, estos recuperaron la finca, la cual explotaron por medio de hortelanos que trabajaban para ellos. Pero como en 1980 los frailes no podían hacer frente a la reparación de los muros que se habían derrumbado y tenían incomunicadas tres calles del barrio, se la ofrecieron al Ayuntamiento, pero los técnicos del mismo estimaron que aquel solar no valía nada, y lo reusaron, entonces los frailes se lo donaron a Juan Ruiz Moreno "Pancharra", último labrador arrendatario de la misma y al poco tiempo el Ayuntamiento lo expropió a Juan para crear allí el actual Parque del Carmen y abrir la calle.

La entrada al huerto estaba situada en lo alto de la Cuesta del Carmen con un portón de madera forrado con chapas, por eso cuando los vecinos íbamos a comprar o a visitar a aquella familia solíamos llamar con una piedra para que nos oyeran, pues esta puerta estaba retirada de la casa.
Los hortelanos vivían en una casa que había junto al torreón y dentro de él tenían las cuadras para el ganado. De los muchos labradores que habrán pasado por ese lugar yo conocí a los tres últimos, los cuales voy a describir.

El antepenúltimo fue Gabriel Ruiz Villar apodado “Berenjena” hombre cachazudo y sereno que tenía un hijo y dos hijas, Gabriel, María y María Antonia, esta última casada con Luis González Osma con la que tuvo a Juana, Isabel y María. Referente a María Antonia, yo la conocí desde pequeño, pues se vinieron a vivir frente a mi casa en una que se hicieron ellos en parte del corral de otra. Era una vecina fuera serie, educada, sufrida, formal y cariñosa y una vez fallecida lo es su hija Juana “la Modista”. De Gabriel “Berenjena” recuerdo que por las tardes los frailes del convento le llamaban desde lo alto del torreón y él ponía en un cesto o espuerta lo que hubiera cosechado en la huerta y seguidamente lo subían a lo alto con una garrucha. Al jubilarse este entró un matrimonio que se llamaban Francisco y Francisca, a los cuales los religiosos les dieron permiso para que construyeran una casa para su habitación pegada a la casa número diez. De Francisca sé que es sus ratos libres se dedicaba a plisar faldas. El último que labró este hortal, como ya he dicho, fue Juan Ruiz Moreno “Pancharra” que la explotó hasta que se la compró el Ayuntamiento para hacer la calle y el parque.

Seguirá.......

Viviendas sociales edificadas en parte del Huerto del Carmen que daba a la calle Llana de San Millán


Entrada al minado del agua


Portillo de comunicación del convento con el huerto.

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