23-LA PUERTA Y CUESTA DEL LOSAL (1ª parte)

 

La verdad es que yo no voy a filosofar sobre esta calle, pues ya lo hizo en plan costumbrista José Pérez Ortega en la revista Vbeda nº 38, con un artículo titulado “La Cuesta del Rosal”. No, yo hablaré de los vecinos y de los casos ocurridos en esta conocida vía ubetense.


La Puerta del Losal, llamada también de Sabiote, debido a que bajando por la cuesta de la Merced, al final de la calle Valencia, empezaban dos caminos para dicha población. Uno de herradura, que se iniciaba en la venta de Paula, seguía por Madre de Dios y Fuente Rey hasta unir con la Carretera vieja de Sabiote. El otro camino era de carretas, el cual partía desde la Fuente de la Alameda, seguía por el Atajo del Camarero hasta coger la Carretera Vieja de Sabiote por la Casería de los García.

Esta puerta de la que no se sabe el origen exacto de su denominación, era la que daba paso a la calle de su nombre. También desembocaban en ella los dos callejones de ronda de la muralla que había por ese lado. El de Linares, que iba desde la Puerta de la Coronada (alto de la calle Montiel) hasta la del Losal, y el otro que partía desde la Puerta del Losal y llegaba hasta el Convento de San Miguel; a este le denominaron Callejón del Muerto. Ambos callejones debido a su poco tránsito desaparecieron. El de Linares fue absorbido la mayor parte por las Carmelitas en 1627 y el del Muerto en 1875 por los vecinos colindantes.

Ahora se queja el público de la pendiente que hay que subir tanto en la Cuesta de la Merced como de la del Losal, pero yo les digo que gracias a la nueva pavimentación esas cuestas se suben fácilmente, pero años antes con los escalones y el mal empedrado que tenían, era un suplicio transitarlos y no podían circular ni carros ni bestias cargadas. Pero como no hay mal que por bien no venga, ahora podemos decir que benditas pendientes y escalones, porque gracias a ellos esta encantadora puerta se conserva, pues si la calle hubiese sido llana y sin impedimentos, esta puerta habría desaparecido aduciendo que era un estorbo para la circulación, pues ese fue el pretexto para tirar las demás puertas que tenía la ciudad. Y es que como dice el refrán “Lo malo, para algo es bueno”.

Centrándonos en esta histórica y bella puerta mudéjar, que está flanqueada por el nombrado Torreón de la Gallinas, estaba tal como se puede ver en las dos primeras fotografías que aporto, protegida por un matacán y dos torreones a los que se les aprecia restos de los merlones o almenas que antiguamente ostentara.





También se ve al fondo del arco el callejón del Muerto. En la tercera foto se ve a la izquierda claramente las ventanas del dormitorio y lavadero de la casa de la muralla.





En la cuarta se ve una puerta de cochera muy deteriorada que cierra el callejón del Muerto. También se aprecia en esta y en las dos siguientes, hechas desde el lado interno, cómo las niñas ayudaban a sus madres llevando agua a la casa en cantaros pequeños, mientras las madres quizás estaban haciendo capacho u otro menester en el que ganar algo.





En la primera foto , tomada recientemente, y en la última, aparecen dos puerta de cochera diferentes a las anteriores.

Continuará...

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