27-LA CUESTA DE LA MERCED (II)
Ya en la acera de enfrente en una casa muy pequeña vivía una señora que era cubana con su hija, su yerno y dos nietas muy guapas llamadas Consuelo y Manoli. Estos se trasladaron a Córdoba.
Más arriba vivía Encarna, madre de Adolfo el electricista y su hermanos Juanita, que era enfermera, y Diego. En esa misma casa estaba la tienda de “el Gafas” hasta que se trasladó a la acera de enfrente.
Siguiendo para arriba estaba Magdalena, que le decían “la Pintora”, porque su marido era de ese oficio.
A continuación Juana Muro Gómez con sus hijos Simón, José, María y Juan más una vecina llamada Javiera.
De la otra casa no recuerdo quien vivía.
El siguiente edificio es el más ostentoso de la calle, pues tiene un dintel con dos cartelas apergaminadas que, por su belleza, denotan ser obra de un hábil maestro de cantería. En una de ellas encontramos una mano portando una cruz y en la otra las llaves de San Pedro sujetadas por otra mano. En esta casa vivía José Atienza Muñoz su esposa Carmen de la Blanca Moreno y sus 12 hijos Dolores, Miguel, Manuel, José, Catalina, Juan, Cándido, Francisco, Sebastián, Antonio, Salvador y Carmela. Después la compró “el Emigrante” este trabajaba en la calle Corredera en “La Tienda de Todos” y aquí puso durante un tiempo una taberna.
En la casa de más arriba vivía Pablo “el Céntimo” con su familia.
Me comunica Juana Sierra Ortega, la vecina de más edad de esta calle, que cuando era niña la calle hacia un poco de zigzag debido a que el muro que hay ahora alineado con la acera de la izquierda, antes llegaba casi a mitad de la calle, a mi esto no me llegaba a convencer, pero consultado un plano que poseo de 1896 me he convencido que Juana no me mentía.
La Cuesta de la Merced lleva ese nombre porque era la que conducía hasta el Convento de la Merced, este se hallaba que en lo bajo de la calle, de él sólo queda un desvencijado muro y parte del arco que daba entrada al mismo. Estas ruinas también tienen otro valor añadido y es que en ese lugar se veneró desde tiempo inmemorial hasta 1836 la imagen de la Virgen de la Soledad, pues a partir de aquella fecha la trasladaron a la Iglesia de San Millán.
Y ahí sigue esta bella imagen casi olvidada de sus devotos durante todo el año en las misas dominicales, pero que tiene la fortuna de que la tarde del Viernes Santo sus fervientes seguidores pagan con creces su desidia y pereza y bajan con sus mejores galas para verla, acompañarla, jalearla, cantarle y vitorearla con euforia por las calles del barrio y en tal cantidad, que aquello es el asombro de Mahoma. Estas escenas multitudinarias se vuelven a repetir de nuevo en la Cruz de Hierro y en el Paseo del Mercado.
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La Imagen en su descanso junto a la Puerta del Losal |
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La Virgen desfilando por la calle Fuente Seca. |
¡¡VIVA LA VIRGEN DE LA SOLEDAD!!
Juan Gabriel Barranco Delgado
Úbeda, Reino de Jaén a 15 de Marzo del año 2019
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