29-EL BARRIO DE SAN MILLÁN (1ª parte)
Este trabajo fue publicado en la Revista de la AA. VV. el Alamillo en 2004.
El barrio de San Millán es llamado así por hallarse en su demarcación la iglesia de este nombre. Tiempo atrás, parte de este distrito y sus habitantes eran de condición muy humilde, tanto que estaban mal vistos por el resto de la población. Eran pobres de solemnidad o sea de extrema necesidad, y claro; ya lo dice el refrán: “Tripa vacía no tiene alegría” y si a eso le añadimos el tener a los hijos llorando de hambre ya me dirán quién, en ese plan, respeta las normas de la sociedad. Y por esa desventura fue lo que hizo que grandes escritores llegasen a expresar sobre los sanmillaneros unas opiniones nada halagüeñas las cuales vamos a transcribir a continuación:
La primera que voy a recoger es don Alfredo Cazaban Laguna, pues en su libro "Apuntes para la Historia de Úbeda" página 208, publicado en 1887, al hablar de este barrio dice así: "Son señalados los sanmillaneros como gente poco pacífica. Esto en nuestro concepto son reminiscencias de su independencia. Porque los de este barrio han vivido siempre aislados del resto del pueblo; al menos muy distantes en carácter y en costumbres". Continúa después con otra opinión que no la voy a copiar porque a mi parecer no tiene pies ni cabeza.
El historiador don Miguel Ruíz Prieto en su "Historia de Úbeda" página 357, escrita en 1896 dice: "Es cierto que los vecinos de este barrio, que fue parroquia, se han distinguido siempre de los del resto de la población por sus costumbres y preocupaciones. Hasta mediados del presente siglo parece que conservaban con más cuidado costumbres y supersticiones que nos legaron los iberos, celtas y otros antiguos pueblos y que en día van decayendo o modificándose, pero sin desaparecer por completo". Lo que no dice es cuales eran esas costumbres y supersticiones.
El escritor don Juan Pasquau Guerrero en su "Biografía de Úbeda" página 503, publicada en 1958 entre otras cosas dice así: "Si usted manifiesta su propósito de darse un baldeo por la típica calle de Valencia el día de la Ascensión, no faltará un amigo sincero que le diga: Ten cuidao que allí matan a uno tos los años". Se trata de una frase ingeniosa con más de treinta años en uso, que tiene su origen en una desgracia ocurrida por riña de vulgares pendencieros. En realidad, a ver quién tiene la culpa de que esta festividad, caiga fatalmente dentro del ciclo vital de los caracolillos, de los alcarcilillos, y del vinillo mancheguete, siempre joven, siempre en forma, siempre desatando nervios de hombres formales que tienen mala bebía.... Nosotros nos metimos de golpe y porrazo por la Cuesta de la Merced abajo sin una mala estaca que llevarnos a la cintura..... En las inmediaciones de la iglesia de San Millán, el bulle-bulle que se lía siempre que va a salir la Virgen de la Soledad. Un guarda de garrote viene persiguiendo a un grupo de chiquillos que acaban de robar espigas".
Aparte de estas desacertadas opiniones, el barrio no era un ejido o barrio cualquiera, era algo más que eso, pues no hay más que mirar la historia de la ciudad y veremos que su iglesia parroquial, al parecer de los historiadores, ya funcionaba antes de la reconquista de la ciudad como lugar de culto cristiano, y por ser la más antigua de la población, el primer prior que tuvo después de la reconquista, entabló pleito con el de Santa María para que fuese San Millán la iglesia donde se estableciera la Colegiata. Este templo contó con cuatro cofradías que fueron la de San Millán, Santa Lucía, Corpus Christi y las Ánimas.
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Calle Horno de San Millán |
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Calle Higueruela |
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calle Particiones, al final de ella se hallaba la era de Miguelillo y empezaba la desaparecida parroquia de San Juan Bautista |
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Calle Cuesta de Santa Lucía |
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Calle Cuesta Aguirre |
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Muralla de San Millán |
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