45 LA CALLE DEL PRINCIPE

 

Aprovechando que se ha publicado una foto de lo que fue la Calle del Príncipe, voy a referir lo que a mí me contó Josefa Dueñas Valero, estupenda mujer con la que me gustaba conversar porque a pesar de tener 96 años poseía una memoria y vivacidad extraordinaria.

Veamos; la Calle del Príncipe corre paralela a la de Cotrina y es una de las quince calles de que estaba compuesta la parroquia de San Juan Evangelista, las otras eran: Calle de la Cuesta, Plazuela de los Priores, Calle Hondonera, Cuesta de San Juan, Plazuela de San Juan, Calle Alameda, Calle Ejido, Lonja Perdiguera, Calle Llana, Calle Muñiras, Calle Bravo, Tenería Grande, Calle Robledillo y Calle Ceñuelo.

Esta del Príncipe empezaba en Calle Saludeja y terminaba en el camino que baja a las huertas y casi frente a la Calle de la Mancebía, que pertenecía a la parroquia de San Lorenzo, o sea empezaba detrás de las ruinas de la antigua tenería que hay en lo bajo del Arroyo de Santa María y que ahora es una ruina y puede que hasta se pierda, si el Ayuntamiento no pone manos a la obra y la expropia e instala allí una Oficina de Turismo, con lavabos y servicios para los muchísimos turistas que llegan a la ciudad, pues hay que saber que es allí donde se paran los autobuses y se apean todos los turistas que nos visitan.

Josefa me dijo que por la década de los años veinte se registraban muchos robos por la noche en las huertas, tantos que los hortelanos o el Ayuntamiento, para atajar aquel expolio contrataron a un señor para que vigilara la zona por la noche, este se apellidaba Bussión y de apodo “Barquica”. Y fue tanto el empeño que puso este guarda en su misión que a las pocas noches halló al autor de aquellos hurtos.
Se preguntará el lector que quién era ese avispado ladrón. Pues bien, resulta que en este Callejón del Príncipe antes de la guerra civil sólo había tres casas habitadas y una de ellas la habitaba un señor forastero que vivía de la caridad, pues era cojo y para desplazarse usaba dos muletas, en una de ellas llevaba una campanilla para avisar de su presencia, pues hay que decir que además de esa discapacidad era sordomudo, por lo que infundía compasión y lástima a quien lo veía.
Este gachón resultó ser un granuja de tomo y lomo, pues cuando llegaba a su casa, ya hablaba, oía y no cojeaba, y por la noche junto con dos amigos se encargaban de robar lo que más le gustaba de las huertas vecinas, guardando los productos robados en su casa en una especie de fosa.
No sé el castigo que le sería impuesto a este falso y avispado mutilado, pero lo que sí hay que reconocer es que este hombre era un astuto e ingenioso delincuente. Ah, no piense nadie que esto es una leyenda, no, esto es una verdadera historia.



Antigua calle del Príncipe ahora camuflada, la casa alta es la que han dejado deliberada e impunemente que se hunda su parte superior, pero aún queda otra planta muy interesante perteneciente primero a la antigua tenería y después se usó
como molino aceitero.



Aquí podemos ver tapiada la calle del Príncipe, por el extremo que da a la bajada a las huertas que hay frente a la Puerta de Granada



Aquí encontramos la entrada a la calle de la Mancebía.




Entrada a la planta baja de la antigua tenería.




Otra de las entradas a la antigua tenería.




Antigua tenería del siglo XVI con interesantes construcciones en su interior a punto de desaparecer por desidia de nuestros gobernantes, mirar la portada de piedra, los pilares, los arcos de sus sótanos y admirar también cómo se están comiendo los arboles invasores y la maleza ese edificio histórico sin que ninguna otra asociación cultural denuncie esto.


¡¡Qué pena, otra cosa más que añorar dentro de poco!!



Juan Gabriel Barranco Delgado
Úbeda, Reino de Jaén a 9 de junio del año 2019

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