71- EL OTOÑO

 





Con la llegada del otoño cambia radicalmente nuestras vidas pues son tantas las cosas que dejamos y las nuevas que nos llegan que no se puede decir que no nos afecta. Así lo vio en 1936 don Alfonso Higueras Rojas cuando escribió un precioso y sencillo romance sobre esta estación del año. En ella nos da a conocer en un lenguaje sencillo y popular todo cuanto se lleva el verano y nos trae el otoño, también las realidades de esta época del año y muchas más cosas que ya no se ven, como la simienza, el botijo, la jarra, las uvas y melones que se colgaban en las vigas para secarlas, como asimismo las sartas de pimientos y tomates.

También en esta época es cuando un hombre pasaba pregonando por nuestras calles que vendía orégano, tomillo, abrótano macho, alhucema. La alhucema era para echarla al brasero y a falta de ella se echaban cascaras de naranja, esto se hacía para que la ropa que se ponía a secar allá y la habitación olieran bien. El orégano, tomillo e hinojos se empleaba para apañar las aceitunas. El abrótano macho era para el pelo.
Estas y otras muchas cosas más es lo que “el Chato Higueras”, refiere en su poesía y demás escritos de su entrañable y costumbrista libro “Estampas de Úbeda” publicado en 1936. Veamos pues la clara, sencilla e ilustrativa poesía que nos dejó y que era una foto fiel de lo que pasaba en esa época del año:


EL OTOÑO

 

Ya se fueron los bulanos.
Ya se guarda la simienza.
Ya se fue la golondrina.
Ya se está hinchando la puerta
Con la brisa que de noche
Se levanta húmeda y fresca.
Ya no ponen mis gallinas.
Ya no se me ponen lluecas.
Ya las flores de mi huerto
Se marchitan y se secan.
Ya los pámpanos se caen.
Ya no gusta el agua fresca.
Ya el botijo se arrincona.
Ya la jarra no gotea.
Ya emprincipian los catarros.
Ya se tiene garraspera.
Ya no se come gazpacho.
Ya comienzan las acelgas.
Ya están colgadas las uvas.
Ya los pimientos se cuelgan.
Ya las sartas de tomates
Se secan en la azotea.
Ya no canta la cigarra.
Ya el grillo no mosconea.
Ya no cabe entretenerse
Pillando mosca en la siesta.
Ya el doblar de las campanas
Nos entristece y apena.
Ya florece el crisantemo,
Flor de muerto, en la maceta.
Ya está mudando el canario.
Ya no canta ni me alegra.
Ya pronto maullará el gato,
Haciendo, miau, por las tejas.
Ya vienen las tardes grises.
Ya las noches son eternas.
¡Qué lástima de verano!
Ya se fue la estación esa,
En que suda el más delgado,
Se derrite la más gruesa
Y un tufillo se desprende
Del cuerpo que nos marea,
Aunque se le eche Odorono
O Pedisan o agua fresca.
El invierno se aproxima.
La camilla nos espera,
Con su tenue calorcillo:
Con su olorcillo a alhucema.


A continuación pongo algunas fotografías acordes con lo que va nombrando la poesía.











 






Úbeda, Reino de Jaén a 27 de octubre del año 2019.

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